UKIYO-E; estampas de la era EDO de Japón

ukiyo-e utamaro
Ukiyo-e de Utamaro Kitagawa 喜多川歌麿

En el arte japonés de la era EDO, destaca las célebres estampas llamadas UKIYO-E (浮世絵). El Ukiyo-e era una técnica de grabado en la que se representaba las escenas de la vida cotidiana y los parajes hermosos.

Hoy escribiré en concreto sobre unos personajes que aparecen continuamente retratadas en estas estampas; sin duda todos hemos oído hablar de los personajes femeninos llamadas Geicha (芸者).
Mi intención en este artículo es romper los mitos y leyendas que tanto sobrevuelan el imaginario colectivo, siempre contaminado por pensamientos misóginos de nuestra época. Quisiera, por ello, contar la realidad de estas mujeres, explicando la moral y la cultura de la época en la que vivieron, que acabaron condenando sus vidas para siempre.

Para ello me he servido de un artículo escrito por María Isabel Moratalla (Ukiyo-e; 1998; Madrid), quien nos ha dejado innumerables artículos sobre las costumbres y cultura japonesa, todas ellas siempre escritas desde un enfoque profundamente humanista y feminista.

A continuación os dejo la copia de extractos de su artículo, suficientemente claro para entender quienes eras las mujeres representadas tantas veces por los artistas de estampas de la era Edo.

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Desde que la moral confucionista llegara a Japón, la sociedad quedó marcada por una huella casi imposible de borrar, a pesar del paso del tiempo. Dicha moral tuvo gran importancia en todo lo referente a las manifestaciones amorosas, sobre todo, en aquellos que se mostraban públicamente.

Así, bajo el reinado de Tokugawa, era considerado indecente que los enamorados intercambiaran la más mínima señal de afecto. Como ejemplo se podría apuntar que incluso en las escenas de evocación poética del teatro Kabuki, el pudor era contemplado de forma rigurosa. Por ejemplo, en una escena la heroína peinará el cabello de su amante (gesto considerado bastante “atrevido”) pero nunca los personajes se mostrarán inquietos ante el deseo, y jamás llagarán a abrazarse…

Dicha actitud, refleja la rígida moral confucionista que, por otro lado, define y marca de manera muy estricta la conducta que cada individuo debe mantener en cada situación. Sin embargo, paradójicamente, el confucionismo permitirá la existencia de las “casas de placeres” y la consiguiente explotación de las mujeres a través de ellas, legalizándose dicha práctica con la llegada del shogunato a comienzos del siglo XVII. En este momento cualquier ciudadano de Edo (nombre del actual Tokyo) tendrá permiso para crear y organizar dichos negocios.

De esta forma se crea un barrio denominado “Barrio de las linternas rojas”. Este lugar serviría también para adquirir toda la información posible sobre los personajes que la visitaban. Para la instalación de dicho barrio se eligió un lugar cercano a la ciudad llamada Yoshiwara o “llanura de los rosales”. El incendio que devastó la zona en su mayor parte, motivó el traslado a un nuevo barrio, Asakusa, donde perdurará tres siglos más.

Yoshiwara constituye el mundo flotante y etéreo que se representa en las estampas del momento; nos referimos a las célebres UKIYO-E, termino que contiene en su significado un matiz peyorativo, pues dichas representaciones pictóricas fueron utilizadas por los budistas, para aludir a las frágiles ilusiones de la vida terrena.
Pero el término irá adquiriendo progresivamente el sentido que evoca todo un mundo de lo placentero, leve y efímero.

Los artistas del momento serán protegidos por nuevos mecenas burgueses, que sustituyen la antigua tutela ejercida por los nobles, samuráis o bonzos.
Como creadores del momento se pueden apuntar a los nombres de HOKUSAI y HIROSHIGE, quienes
reproducen en sus obras escenas de la vida cotidiana; por el contrario, las estampas de UTAMARU recogen las sensuales actitudes de las cortesanas, personajes que forman parte de la élite de aquel mundo flotante.

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La cortesana será, pues, la sutil flor de este universo, encarnación perfecta del ideal de la belleza y gracia femenina que impera en la época, dominado por una cultura profundamente patriarcal, sujeta a la doble moral del confusionismo llegado al país. Son además, mujeres que provienen de buena familia y dotadas, por tanto, para ejercer las artes de la corte: “música, danza y poesía”.
En las obras del teatro Kabuki, la cortesana es con frecuencia “la esposa de un samurai que se vende a una casa de placeres con el fin de conseguir para su marido el dinero necesario para pagar las deudas contraídas y salvar de este modo su honor y su nombre…” Es un personaje, por tanto, capaz de los más duros y extremos sacrificios…

Les esperaba una dura y corta vida con un desenlace todavía más cruel, pues a menudo eran envenenadas tras el paso de su juventud…

María Isabel Moratalla 1998

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Este artículo sencillo y corto, podría ser esencial para entender desde una nueva perspectiva los UKIYO-E japoneses con sus famosos personajes femeninos.
Las mujeres en ellas retratadas, sin duda merecen una mirada nuestra desde la empatía y una consciencia feminista. Pues probablemente la belleza de dichas mujeres solo pueda ser apreciada en su integridad el día que seamos capaces de deshacernos del prisma teñido de prejuicios de tantos siglos de moral patriarcal.

Rina Tani